El inversionista que rechazó Sequoia y construyó un fondo de $100 mil millones
Una historia de convicción, visión global y disrupción silenciosa.
Rick Gerson tenía poco más de 30 años cuando recibió la oferta: Sequoia Capital (el Olimpo del venture capital en Silicon Valley) quería ficharlo.
Para cualquier profesional de las finanzas, esa sería la cima. Estar en la firma detrás de Apple, Google, PayPal. Pero Gerson dudó. Algo no le cuadraba.
Ya tenía una carrera sólida: se había formado con leyendas como Julian Robertson y John Griffin, y se había hecho un nombre en Nueva York combinando la precisión de los hedge funds con la curiosidad del venture capital. Su futuro estaba asegurado.
Y ese fue el problema.
“Podía ver los próximos 10 años si aceptaba la oferta. Era un gran futuro… pero no era mío.”
⭐️ El momento decisivo
Gerson aplicó el mismo marco mental que usó Jeff Bezos para fundar Amazon: proyectarse a los 80 años y preguntarse qué dolería más, ¿intentar y fallar, o nunca intentarlo?
Eligió el riesgo. En 2012 fundó Falcon Edge Capital, sin marca, sin modelo probado y sin el brillo del oeste de EE.UU. Su tesis era clara: el crecimiento más interesante no estaba en California, sino en Bangalore, Yakarta, São Paulo. Y que tarde o temprano, los límites entre hedge funds y VC se desdibujarían.
Los primeros años fueron difíciles. Inversiones fallidas, startups indias colapsadas por regulaciones, un LP importante que se retiró días antes del cierre del fondo. En Wall Street murmuraban: se le fue la mano.
Pero Gerson sabía navegar caídas. Aprendió que la convicción se construye en la volatilidad, no a pesar de ella.
Siguió viajando. Conociendo fundadores en Nairobi y Nueva Delhi. Estudiando ciclos de capital como alumno de Ray Dalio. Armando un equipo capaz de analizar balances tardíos y sueños tempranos al mismo tiempo.
💰Una nueva arquitectura del capital
Poco a poco, las cosas empezaron a hacer clic.
Falcon Edge apostó por Zomato y Swiggy antes de que fueran unicornios. Invirtió en SpaceX, Uber, Rappi. Identificó sectores ignorados: logística, pagos transfronterizos, cadenas farmacéuticas. Aprendió a evaluar tanto el caos como el potencial.
Eventualmente, Falcon Edge se transformó en Alpha Wave Global, una firma híbrida con más de $100 mil millones en activos bajo gestión, repartidos entre mercados públicos y privados.
Pero esa no es la verdadera historia.
🫱🏼La verdadera apuesta
Gerson no solo dejó atrás a Sequoia. Rechazó la idea de que el prestigio equivale a propósito. Eligió la incertidumbre sin retorno garantizado… salvo uno: ser su propio upside.
Lo que construyó representa a una nueva generación de inversionistas: no hedge funders ni VCs puros, sino partners de capital versátiles, capaces de operar en todo el stack.
Demostró que el futuro no es de los especialistas, sino de los sintetizadores.
👉🏻4 principios que lo definen
🔁 Juega juegos largos con gente de largo plazo
Alpha Wave no persigue rondas calientes; busca negocios y personas que compongan en el tiempo.
⚡ No te arrepientas de no intentar
Como dijo Marco Aurelio: “No hay que temer a la muerte, sino a no haber vivido nunca.” Gerson empezó a vivir cuando se atrevió a renunciar.
🌏 Mira donde nadie más está mirando
Mientras otros iban al oeste, él apostó al este. Su convicción: los próximos fundadores icónicos hablarían hindi, portugués y bahasa.
🧰 Sé capital útil
No basta con escribir cheques. Alpha Wave ayuda a internacionalizar, estructurar rondas, atraer talento. Como decía John Doerr: “No basta con dar dinero. Hay que dar ayuda.”
En un mundo que mide valor en likes y titulares, Rick Gerson construyó algo más silencioso (y probablemente más potente): una plataforma de capital permanente que no vive en X, pero sí en los cap tables de algunas de las compañías más relevantes de esta era.
Le ofrecieron certeza. Eligió convicción. Y eso cambió todo.
👉🏻 Enseñanzas para LATAM
1. La infraestructura es parte del reto (y la ventaja): Así como Gerson apostó por mercados emergentes con menos certeza pero más potencial, en LATAM los emprendedores no solo construyen startups: muchas veces, tienen que construir el terreno mismo. Eso exige más convicción, más creatividad y más resiliencia. Pero también crea barreras de entrada para los que vienen después. Ser primero duele, pero también protege.
2. Convicción > Prestigio: Rechazar una oferta de Sequoia es como decirle no al sueño americano. Pero en LATAM, construir desde cero, fuera de los grandes fondos o sin acceso a capital internacional, es la norma. Esta historia valida que a veces hay que elegir el camino propio, aunque parezca más incierto.
3. El capital útil cambia vidas: Alpha Wave no solo invierte, construye. En LATAM, los inversionistas que realmente marcan la diferencia no son los que piden métricas imposibles desde una oficina en Miami, sino los que entienden el terreno, abren puertas, y se ensucian las manos. El capital más valioso en la región es el que se involucra.
4. Apostar por lo ignorado:
Mientras todos miraban a Silicon Valley, él fue al este. En LATAM, esto significa voltear a ver lo que nadie está viendo: industrias “aburridas”, ciudades no capitalinas, soluciones locales. Lo que parece pequeño hoy, puede ser lo más transformador mañana.